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Otra amenaza importante es una enfermedad cutánea de rápida propagación llamada quitridiomicosis, que perjudica la respiración y la hidratación de los anfibios. Las ranas son especialmente sensibles a esta enfermedad, y el cambio climático no hace sino exacerbar sus efectos.
La situación es tan grave que los expertos en ranas sienten nostalgia de los «viejos tiempos», afirma Adam Lachey, biólogo de la Universidad de Washington.